vigésimo séptimo desahogo ocurrente
Me avisó. No recuerdo cuántas fueron las veces.
Y cuando quise deshacer:
Creí saber lo que hice igual de bien que aquello que no existió.
Y cuando quise deshacer:
No me volvió a avisar.
Me ayudó. La paja con la paja, para sí el estiércol.
Y quise corresponder:
Besándola en la nariz que respirara por la boca.
Y quise corresponder:
Siendo estatua de hielo.
Maldita aspirina aspiras memorias
Bendita aspirina aspiras recuerdos
Y la besé, tanto como supe. Y cuando quise deshacer:
no me volvió a avisar.
Escupir al cielo los recuerdos y dejar que el azar, al son del viento, los devuelva.
Qué otra cosa podría hacer queriendo ser.
Cuando el destino es más que un mal amigo.
Cuando el aroma te incomoda sin el placer de su recuerdo.
Volví pasos atrás sin volver la mirada.
La Ley: poesía de sus labios.
El mundo: brinda con agua al destino enemigo.
Vivir: un don que no poseo.
Si cada mañana al despertar inspiro una esencia
en su boca de versos colmada:
porque fuiste mi nena hoy llora mi almohada.
La besé tanto como supe y no me volvió a avisar.
De nuevo.
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